Se denomina así cuando hay pérdida de tejido por aplastamientos, congelación, lesiones térmicas y eléctricas y estallamiento o como resultado de desbridamiento por infección, necrosis, etc.
Se trata de cubrir con injertos de piel del propio paciente si hay un lecho receptor con aporte de sangre apropiado; o, si no se dispone de ello, es necesario recurrir a una zona donante que aporte riego sanguíneo a la zona. Esto puede ser un tejido adyacente a la zona lesionada (colgajo local) o a distancia (colgajo libre).