Investigadores en la Universidad de Manchester han encontrado una enzima responsable de que nuestro cuerpo funcione en un ritmo circadiano de 24 horas. Cuando esta enzima se suprime, un nuevo ritmo se instaura y ello nos permite estar alerta por la noche o dormir por el día.
Esto es relevante porque las disrupciones horarias se han asociado a un mayor riesgo de diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares, entre otros.
Con el descubrimiento de dicha enzima, se abre la posibilidad de diseñar una píldora que suprima la acción de la enzima y nos permita una rápida adaptación en los cambios luz-oscuridad y así facilitar las recuperaciones tras jornadas laborales nocturnas o jet-lag, etc.