Blefaroplastia

 

Cuando analizamos la cara de una persona debemos valorar la totalidad y no elementos aislados. En el caso de una cara joven la transición de una zona a otra es más suave pero con el envejecimiento se pierde esta armonía. Con la edad muchos de los rasgos se hacen más marcados o evidentes, aun así hay que valorar el conjunto antes de una intervención para que los cambios que se realicen estén en consonancia con el resto de los rasgos faciales. El caso de los párpados es muy llamativo porque es una de las primeras estructuras que reflejan el paso de los años.

 

Durante el proceso de envejecimiento fisiológico hay unos cambios en el aspecto de los párpados que hay que tener en cuenta. Vamos a enumerar los principales cambios que ocurren:

 

  • La cola de la ceja comienza a descender.

 

  • Hay una pérdida de elasticidad de la piel que hace que se estire y se origina un pliegue cutáneo en el párpado superior que hace de cortina sobre el ojo. En el caso de los párpados inferiores hay un aumento de los pliegues cutáneos y la impresión de que sobra piel.

 

  • La grasa que existe tras los párpados superiores se hernia hacia delante por pérdida de integridad de los tabiques que la mantienen. También ocurre lo mismo en los párpados inferiores.

 

  • Los párpados superiores pierden curvatura y se aplanan.

 

  • Las glándulas lacrimales se hacen más prominentes en la parte lateral del párpado superior.

 

  • Los globos oculares parecen más hundidos.

 

  • Aparecen arrugas laterales o patas de gallo.

 

Estos cambios varían entre individuales y están influidos por múltiples factores como: la genética, el tipo de estructura facial, la exposición prolongada al sol, el hábito de gesticular o problemas médicos entre otros.

 

Estos cambios pueden mejorar su aspecto con tratamientos o cirugía. Cada caso requiere una valoración individualizada, porque cada problema tiene una solución diferente y porque cada paciente es diferente.