Cuanto más joven parece uno, mejor se siente consigo mismo. No todo el mundo envejece de la misma manera. Aparte de la genética hay otros factores que influyen en el envejecimiento de la piel (sol, alcohol, tabaco etc).
A medida que envejecemos la piel se vuelve menos elástica, aparecen arrugas y pliegues y va disminuyendo el ácido hialurónico (AH) que es tan importante para retener agua. Las glándulas sebáceas pierden parte de su actividad y la piel parece más seca perdiendo su brillo.
Hay un gran número de mujeres (y ahora también de hombres) preocupadas por las típicas arrugas que van saliendo con la edad. Por desgracia, este es un proceso normal del envejecimiento y no tiene marcha atrás.
Un tratamiento de ácido hialurónico es una estupenda solución para aquellas personas que, sin querer pasar por quirófano, quieren ver desaparecer esas arrugas que cada año se hacen más evidentes. Los tratamientos estéticos no quirúrgicos ganan popularidad a pasos agigantados porque son más baratos, más rápidos y menos dolorosos. También hay que decir que tienen el inconveniente de que los resultados no son definitivos, duran un año aproximadamente pero sin embargo no tiene posibles efectos secundarios importantes.
El ácido hialurónico es una sustancia que se halla presente en el cuerpo humano de forma natural. El cuerpo elimina y repone cada día una tercera parte de todo su AH. Este ácido hialurónico es el encargado de hidratar y dar volumen a nuestra piel. Con los años el AH disminuye drásticamente.
El ácido hialurónico es una sustancia segura, es de origen no animal y ha sido refinada clinicamente. Es reabsorvible y sus resultados estéticos son reversibles.